Desde el punto de vista nutricional, este alimento, es el perfecto aliado para las dietas de adelgazamiento, debido a su escaso aporte calórico y a sus propiedades diuréticas y depurativas. Presenta gran contenido en fibra siendo favorable en la regulación del tránsito intestinal, especialmente en personas que sufren de estreñimiento. Rico en vitamina C, vit A y vit E, folatos, calcio, potasio y magnesio. Adecuado en la prevención de enfermedades cardiovasculares y degenerativas. Debido a su gran contenido en purinas, conviene limitar su consumo en casos de hiperuricemia, gota y litiasis renal por sales de ácido úrico.
Existen muchas alternativas en la mesa para consumirlos, bien a modo de aperitivo, entrantes o platos principales, nos encontramos multitud de recetas saludables a base de espárragos trigueros; cremas y purés, a la plancha, vapor, pudín o acompañamientos en risotto y variedad de revueltos.
No dudéis en beneficiaros de las propiedades que nos ofrece este vegetal de temporada!
La fecha de duración minima o fecha de caducidad de un producto es la indicación del estado de frescura y/o de la vida útil de un alimento; En el etiquetado de todos los productos alimenticios figurará la fecha de duración mínima. Debe llevar anexa en la etiqueta las condiciones de conservación y almacenamiento.
Puede aparecer en distintos formatos:
Estas definiciones están en boca de todos debido a la polémica que se ha generado respecto a este tema;
La normativa actual establece la fecha de caducidad para los yogures en 28 días después de su elaboración; sin embargo, muchos tomamos estos productos lácteos pasada su fecha, sin sentir ninguna molestia tras su consumo... ¿Siguen en perfecto estado? Esta es la pregunta que nos ronda por la cabeza a los consumidores asiduos de este tipo de productos y es por ello que se plantean nuevos cambios legislativos en este marco de actuación.
Esta nueva normativa, que se está planteando, hará modificaciones no sólo en la fecha de caducidad sino también en los envases, intentando mejorar aquellos que puedan ser beneficiosos a la hora de alargar la vida de los alimentos.
A partir de ahora serán las empresas quienes decidan la fecha de consumo preferente de sus productos, fecha que sólo indica el momento en el que el alimento pierde propiedades organolépticas, pero sigue siendo perfectamente válido para el consumo. Lo que cambia el término "fecha de caducidad" por la de "consumo preferente".Cada fecha dependerá de las características de cada producto según sus condiciones de envasado y conservación así como de sus características nutricionales.
El ministerio de agricultura y alimentación, prevé en esto una estrategia para frenar el desperdicio alimentario (que alcanzan los 165kg que tiramos los españoles de comida válida por persona al año), se están investigando los sectores de industria y restauración, así como los propios hogares dónde hasta ahora se desperdicia, para tratar de ponerle freno. Esto se enmarca en la iniciativa 'Más alimento, menos desperdicio'.
En el día a día, se observa un gran desperdicio de alimentos, muchas veces debido a criterios de marketing a pesar de ser perfectamente válidos y otras veces a que su envase se encuentra deteriorado, y por lo tanto, no apto para su consumo. Este control de desperdicio alimentario también se esta estudiando modificar.
Las empresas sin embargo no están del todo conformes con esta medida y piden conservar la fecha de caducidad de sus productos, pero proponiendo ampliarla (en el caso de los yogures) de 28 a 35días. Normalmente, solo la comida perecedera -pescado, carne, pastelería- está señalada con una fecha de caducidad.
Otros, como los embutidos, los quesos o las legumbres no caducan, aunque con el paso del tiempo pierden propiedades organolépticas; la concentración de azúcares y la baja actividad de agua que contienen los hace menos sensibles.Actualmente sólo podremos observar el cambio de fecha en los yogures, aunque con el tiempo se irá viendo en otros productos puesto que necesitarán más tiempo llevar a cabo las pruebas correspondientes para fijar la duración de sus productos".
El jamón es uno de los productos típicos españoles por excelencia y son muchas las campañas publicitarias que lo rodean y lo ensalzan como producto estrella del mercado. Su promoción en el norte de Europa y Asia ha conseguido que este producto se haya vinculado al cine y a la cultura de diferentes países ¿Cómo? Colándolo en las salas de cine como un espectador más.
Próximamente, al acudir al cine acompañados de familia, pareja o amigos, no hay duda de que cambiaremos las palomitas por un buen cucurucho de jamón. Este formato innovador de consumo de este producto, ya estuvo presente el la Berlinale, pero esta iniciativa tan peculiar, acompañará a partir del 12 de abril a los cinéfilos de las salas de Barcelona. Su presentación ha sido diseñada para poder degustar el jamón de una manera singular: conos de bambú llenos de taquitos de jamón de bellota listos para comer. El jamón, gracias a las propiedades impermeables y transpirables del bambú, conserva su aceite natural, y no mancha. Además, también pueden degustarse unos picos sevillanos, para acompañar.¿Qué mas se puede pedir?
Existen multitud de cuadros cuya temática principal el la alimentación; banquetes, frutas, bodegones, nos recuerdan la importancia que ocupa la alimentación en nuestro día a día. El hombre ha usado los alimentos como modelo desde sus primeras manifestaciones artísticas y lo dejó plasmado en cuevas y cavernas. Los antiguos egipcios usaban los alimentos como motivo decorativo en sus urnas fúnebres, y aun hoy, la alimentación sigue siendo fuente de inspiración de grandes artistas como Picasso o Miró.
Los alimentos inspiran arte pero... ¿podemos hacer arte con ellos? ¿Cuantas veces hemos escuchado de boca de nuestras madres que con la comida no se juega? No debieron obedecer demasiado los creadores de una nueva corriente artística que esta causando furor en la actualidad: el Eat Art.
El Eat Art, bautizado así por el suizo Daniel Spoerri uno de sus máximos exponentes, se dio como una nueva forma de expresión artística a partir del alimento. Por una parte, plasmando acciones en torno a la comida y los hábitos alimenticios y, por otra, utilizando comida para producir obras de arte. Este último caso, permite por un lado usar la comida como parte del material de creación o soporte de la obra o bien, la comida siendo en sí misma una obra de arte: arte comestible, lo que puede hacer que se le abra el apetito a cualquiera. Todo ello para lograr que el espectador sea también consumidor apreciando el arte sensorialmente, usando no solo el sentido de la vista sino también del olfato e incluso del gusto.