Las ensaladas son platos que tradicionalmente se asocian a dietas hipocalóricas, pero no siempre es así. Si elegimos bien los ingredientes con los que prepararlas, una ensalada puede ser un plato muy completo, nutritivo y sano.
De esta forma, nos tenemos que alejar de la típica ensalada preparada con unas hojas de lechuga y algo de tomate. Esta sería una buena opción si queremos tomar algo muy ligero, pero no implica que sea un plato completo. Para conseguir esto, necesitamos un aporte equilibrado de hidratos de carbono, proteínas y vitaminas.
Encontramos diferentes formas de añadir hidratos de carbono a nuestras ensaladas, como por ejemplo, añadiendo maíz, guisantes, remolacha o zanahoria, que además de complementar el plato, añaden una variación de los colores agradable a la vista.
La pasta y la patata son otro de los ingredientes estrella a la hora de preparar una ensalada, aunque también podemos emplear arroz para conseguir un poco más de diversidad a la hora de completar los elementos del plato.
Otro recurso importante son las legumbres, como las judías o los garbanzos, que complementan perfectamente una buena ensalada.
Tan importantes como los hidratos de carbono, las proteínas son necesarias para conseguir que cualquier tipo de ensalada sea un plato completo y equilibrado. Podemos recurrir a alimentos proteicos pero poco que no eleven mucho el aporte graso: pavo, pollo, salmón, atún, tofu, etc. También podemos recurrir al huevo cocido, que es una importante fuente de aminoácidos y siempre es un buen complemento.
Un truco para saber si una ensalada es rica en vitaminas es comprobar su colorido. Cuanto más variado sea este mayor será el contenido en vitaminas y antioxidantes presentes.
Aparte de la lechuga que siempre empleamos como base de las ensaladas, no nos podemos olvidar de otras verduras como la recula, la lombarda o las acelgas, con el fin de diversificar en los ingredientes.
Otra opción menos frecuente es recurrir a las frutas: naranja, manzana, pasas o plátano, que además de aportar vitaminas y minerales, incrementan el aporte de hidratos de carbono. Muy recomendable incluir algún tipo de fruta roja, que son muy ricas en antioxidantes.
Es importante que el aliño sea sabroso pero que no sea muy calórico, ya que en caso contrario, el esfuerzo realizado para conseguir un plato sano y equilibrado se irá al traste. Aparte aliño con aceite de oliva virgen extra y vinagre (cuidado con la cantidad de aceite), podemos preparar mezclas de aceite con hierbas aromáticas, o salsas con yogur o zumos de cítricos.
Continuando con los artículos sobre la cerveza anteriormente publicados en este blog, ahora nos centraremos en describir las diferentes variedades de cerveza que existen a lo largo y ancho del mundo. Y es que esta bebida, pese a que pueda parecer de elaboración o composición simple, tiene una enorme variabilidad en función de la localización geográfica donde se elabore y consuma.
En función del mercado a la que vaya destinada, y las condiciones concretas que afectan a su elaboración, encontraremos diversos tipos de cervezas, muy diferentes unos de otros.
A nivel general, se diferencian dos grandes grupos de cerveza, tipo Ale o tipo Lager. En la cerveza tipo Ale se produce una fermentación rápida con altas temperaturas, propias de la levadura Saccharomyces cerevisae, mientras que en las cervezas tipo Lager se produce una fermentación más lenta y a baja temperatura, propia de levaduras Saccharomyces carlsbergensis.
A continuación, vamos a comentar las variedades más importantes de cervezas que podemos encontrar en el mercado.
Para los profanos en la materia, el mundo de los catadores profesionales del vino o sumillers es algo abstracto, difícil de comprender si no tienes un mínimo de conocimiento. Puede que este aislamiento sea la causa de la desconfianza que puede haber en ciertas personas ante las calificaciones o críticas de los catadores, o quizás sea que no es oro todo lo que reluce.
No es el objetivo de este artículo desprestigiar al sector de los catadores, sino indicar que existen estudios que apoyan la teoría de que en muchas ocasiones, una cata de vino es más artificio que realidad.
Entre estos estudios podemos citar uno de los más famosos, realizado en el año 2001 en la Universidad de Burdeos, por Frederic Brochet. En dicho estudio intervinieron hasta 57 expertos en vino que fueron sometidos a dos pruebas. En una de ellas tenían que valorar dos vinos, uno etiquetado como "Gran Reserva" y otro como "Vino de Mesa". El resultado fue que cuarenta de los catadores escogieron el vino "Gran Reserva" y solo doce seleccionaron el "Vino de Mesa", lo cual podría ser normal si no fuera porque ambos vinos eran idénticos, un mismo tipo de vino de Burdeos. En este caso, la influencia externa quedaba claramente demostrada.
El experimento de Brochet fue más allá en la segunda prueba, en la que se pedía a los expertos que valorasen un vino blanco, pero en una de las copas habían añadido un colorante insípido de manera que parecía tinto.El resultado, pese a que se trataba de personas entrenadas, es que ninguno de los catadores detectaron la trampa, dando al vino blanco calificaciones propias de tintos.
A primera vista, parece que este experimento desacredita a los sumilleres en su trabajo, aunque si se analiza en profundidad tiene algunas lagunas. En primer lugar, estaba diseñado expresamente para demostrar la influencia que tienen las percepciones previas en la observación subjetiva, y en segundo lugar, los catadores eran estudiantes de enología, no profesionales.
Además de este experimento anteriormente citado, existen otros estudios como el de Robert T. Hodgson, publicado en el Journal of Wine Economics que si que trataron con catadores profesionales. La prueba consistía en analizar los resultados de un concurso de vinos en California entre el 2005 y 2008, dando a probar el mismo vino en tres ocasiones por catador. Los resultados fueron bastante chocantes, ya que un mismo vino fue puntuado con calificaciones que variaban hasta 4 puntos.
Sin embargo, ésta no fue la conclusión más impactante. Hodgson tuvo acceso a los datos históricos de varios concursos, y tras el pertinente tratamiento estadístico de los mismos, observó que cualquier vino de los participantes en el concurso tenía una probabilidad del 9 % de resultar ganador.
Pese a lo que pueda parecer, los sumillers en absoluto son un fraude. No solo son simples catadores, sino que además tienen que conocer los vinos, identificar aquellos que pueden gustar a un determinado tipo de consumidor, etc., pero también pueden cometer errores, y como no, ser engañados. Por otra parte, sus calificaciones no tienen que ser tomadas como dogma a la hora de escoger un vino u otro.
Por otro lado, hay que tener en cuanta que estos estudios no han evaluado la capacidad de identificar variedades, sino la capacidad del catador de elegir entre diferentes vinos. Además, queda claro que científicamente es muy complicado diseñar un experimento que aísle la capacidad de identificar los sabores.
Tradicionalmente, las hamburguesas han sido denostadas como alimentos poco saludables. Esto se debe, fundamentalmente, a las hamburguesas que se pueden consumir en los establecimientos de comida rápida o "fast food".
Es necesario diferenciar lo que llamamos hamburguesas tradicionales de las hamburguesas gourmet o de hoy. Las que podemos encontrar en el primer grupo son las típicas de ciertos "restaurantes" de cadenas estadounidenses, cuyo contenido calórico es muy elevado debido a la gran cantidad de grasa (hasta un 30 %) que se emplea para elaborar la mezcla cárnica, y también al método de cocción empleado.
Además, los panes son elaborados con harinas refinadas no muy saludables, con muy poca fibra pero con muchas grasas y azucares añadidos. Sumando el pan y la hamburguesa, y teniendo en cuanta las salsas que se suelen emplear, podemos cuantificar en no menos de 600 kcal cada ingesta de este tipo de platos.
Si hacemos referencia al nivel de grasa de estas recetas, teniendo en cuenta su composición y el tipo de cocinado, puede rondar un 50 % el contenido graso. Además, su nivel de sodio y de colesterol también es elevado, por lo que su consumo debe ser limitado al máximo.
En contraposición a esta comida rápida, tenemos a las hamburguesas gourmet tan de moda actualmente, que poseen una mayor calidad nutricional ya que tienen menos grasa, son elaboradas con materias primas de primera calidad y son más variadas, ya que añaden vegetales y sabores nuevos a los formatos tradicionales.
Entre las preparaciones de hamburguesas gourmet siempre encontraremos opciones más saludables, porque se elaboran con carne de mejor calidad y tienen un menor contenido graso, y por tanto, menor aporte de colesterol. Además, el método de cocción no añade grasas en exceso.
Una opción muy de moda es elaborar la hamburguesa en casa, tanto la carne como el resto de elementos. Para obtener la hamburguesa hay que seleccionar la materia prima con cuidado, escogiendo carne magra de ternera, pechuga de pollo o pavo, pescados, o incluso legumbres o arroces. También podemos completar la receta añadiendo a la carne cebolla picada, zanahoria, espinaca, etc., que incrementarán el volumen de la mezcla reduciendo las calorías totales.
En cuanto al pan, se pueden elaborar mezclas con harinas integrales, semillas de diverso tipo, que incrementan el aporte de fibra y vitaminas del plato. También es importante controlar las salsas que vayamos añadir, intentando reducir su contenido graso. Una buena opción es elaborar la salsa con queso de crema, yogur, aguacate o aceite de oliva.
Por lo tanto, estas nuevas hamburguesas son una alternativa más saludable que las recetas tradicionales propias de la comida rápida. Con ellas podemos lograr variados platos mucho más nutritivos, con menos grasa y más sabor que denota calidad al comerlas, sin alterar lo saludable de la dieta.