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26-06-2015

Un tetrabrik totalmente renovable

El primer envase tetrabrik renovable al 100 % ya está en el mercado. Lo fabrica la empresa sueca Tetra Pak (pionera en envases de este tipo) y está fabricado exclusivamente a partir de una combinación de plásticos vegetales derivados de la caña de azúcar y de cartón.

Ambos materiales cuentan con certificación: el cartón, mediante el sello Forest Stewardship Council ™ (FSC ™) y los plásticos vegetales, a través de Vincotte, un organismo de evaluación reconocido internacionalmente que garantiza su trazabilidad desde el origen. En concreto, estos plásticos vegetales son producidos por la empresa química brasileña Braskem, cuyas materias primas provienen de la caña de azúcar.

Se trata de un envase “totalmente renovable, fabricado con materiales capaces de remontarse a su origen vegetal. Es bueno para el medio ambiente, y excelente de cara a la comunicación con los consumidores - asegura Charles Brand, Vicepresidente Ejecutivo de Producto y Operaciones Comerciales de Tetra Pak-. Proviene de plantas en su totalidad. Se trata de un envase renovable por naturaleza”.

De hecho, este envase (denominado Tetra Rex Bio-based) fue galardonado con la Medalla de Oro en los Premios a la Excelencia Pro2Pac del Reino Unido, por ser el primer envase del mundo hecho en su totalidad con materias primas renovables de origen vegetal.

El envase se encuentra disponible en una gama de tamaños que van de los 250 ml a los 2000 ml, para todas las especificaciones de leche pasterizada. Tras las primeras pruebas de comercialización, realizadas por una productora láctea finlandesa, se implementará a más empresas en Europa y en el resto del mundo.

Blanco y en tetrabrik, seguirá siendo leche, pero es bueno saber que el envase que lo contiene ha sido fabricado en su totalidad con productos de origen vegetal, más naturales y ecológicos.

¿Qué comemos los españoles?

¿Cómo es nuestra alimentación? ¿Tomamos decisiones alimentarias correctas? O, por el contrario, ¿ponemos en riesgo nuestra salud porque elegimos mal? Estas son las preguntas de partida del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), una investigación cuyo objetivo es dar a conocer y evaluar los hábitos alimentarios y estado nutricional de la población española.

Se trata de una exhaustiva investigación (abarca una muestra representativa de 6.800 personas) puesta en marcha por la Fundación EROSKI a través de su Escuela de Alimentación. El estudio está siendo dirigido por el profesor de la Universidad de Navarra Javier Aranceta, director científico de la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN) y también presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

A pesar de que el trabajo global aún no ha finalizado, ya han sido publicados los resultados intermedios, tras la consulta realizada a 3.100 personas de todo el país, entre abril y septiembre de 2014. De ellas, el 54% son mujeres y un 70% se sitúan entre los 18 y 65 años.

Se les preguntó por sus hábitos alimentarios (cuántas veces comen al día, cómo reparten la ingesta de alimentos, cuánto gastan de media en cada tipo de productos, etc.) y sobre los alimentos que consumen con mayor frecuencia.

Pues bien, según los primeros resultados del estudio, la mayoría de los encuestados realiza tres comidas principales al día, a pesar de que los expertos recomiendan realizar cinco. Así, el 91 por ciento de las personas respeta el desayuno, el 99 por ciento la comida del mediodía y el 97 por ciento, la cena. Sin embargo, el 44 por ciento no toma nada a media mañana y el 38 por ciento se salta la merienda.

También se consultó a los encuestados sobre la frecuencia de consumo de más de 200 tipos de alimentos agrupados en varias categorías, y estos fueron los preferidos en cada una: en verduras y tubérculos, la lechuga; en lácteos, el queso; en carnes, el pollo; en pescado, la merluza; en huevo, el huevo en revuelto; en legumbres, las lentejas; en cereales, el pan blanco en hogaza; en frutos secos, las almendras; en frutas, el melón (la recogida de datos se realizó en verano), y en azúcares, el azúcar.

Respecto al gasto por familia, la carne es el grupo de alimentos en el que más invierten las familias españolas: 986 € de media en 2013. La carnes más consumidas son la de pollo o pavo (lo menciona un 96% de los encuestados), el cerdo (un 78%) y el vacuno de ternera (el 76%). La frecuencia suele ser semanal: el pollo o pavo casi dos veces, y el cerdo y la ternera una vez.

También es muy importante en nuestra dieta el embutido: el 75% de los encuestados afirma que toma habitualmente jamón york y serrano, en ambos casos casi dos veces a la semana. Por el contrario, el embutido bajo en sal no tiene tanta aceptación (solo un 13% lo consume habitualmente).

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El segundo grupo en que más dinero gastamos es en pan y cereales, unos 624 € de media por hogar. El 84% de los encuestados come pan blanco de barra u hogaza casi dos veces al día. Pero solo un 15% come ese mismo tipo de pan en integral. Por sexos, las mujeres comen el doble de pan integral de barra y hogaza: un 20% frente al 11% de los hombres.

También el arroz y la pasta forman parte importante de nuestra dieta. El 93% de los encuestados ingiere habitualmente arroz (blanco, paella, cubana, rissotto) y el 88% pasta tipo espagueti, macarrones, etc. En ambos casos, una vez a la semana.

En pescado gastamos una media de 482 € por hogar al año. Los favoritos son la merluza y la pescadilla (el 82% los menciona), junto a las sardinas y las anchoas (el 61%). La mayoría de los encuestados los toman una vez a la semana. Las conservas de pescado también son mencionadas por el 58%, con una frecuencia de consumo de casi dos veces a la semana. Entre los niños de 3 a 8 años destaca el consumo de gallo, lenguado y rodaballo (el 54% lo come) y de barritas de pescado para freír (un 41% las toma).

En cuanto a lácteos, el gasto familiar en leche, yogures y queso fue de 400 € en 2013. Un 55% de los encuestados toma queso semicurado habitualmente, el 47% curado y un 44% queso fresco tipo Burgos normal (el bajo en sal apenas lo toma un 8%). Los consumen casi dos veces a la semana. Por su parte, solo un 30% de los encuestados toma leche entera habitualmente, un 35% elige leche semidesnatada y un 18% desnatada. Lo habitual es hacerlo una vez al día.

En cuanto al yogur, un 39% lo toma entero natural y el 36% con sabores o edulcorado. Pero solo un 17% consume yogur desnatado natural y un 14% desnatado de sabores o edulcorado. Dos de cada tres encuestados incluye estos productos en su dieta dos veces a la semana y uno de cada tres, a diario. Entre los más pequeños es muy común tomar yogur tipo petit suisse: un 55% de los entrevistados de 3 a 8 años lo consume.

Además, el estudio ha revelado que el 29 por ciento de las personas entrevistadas presenta algún problema de salud crónico. La hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes son los problemas de salud crónicos que, por orden de mayor incidencia, afectan a más españoles.

Sin embargo, solo un 12 por ciento de estas personas ha incorporado algún cambio en su dieta habitual como parte del tratamiento o prevención de los problemas. Las mujeres lo hacen en mayor medida que los hombres, y los mayores de 65 años, también.

En cuanto a los hábitos que tenemos a la hora de comer, la mayoría de los encuestados afirma que mientras desayuna, come o cena, suele ver la televisión (el 43% en el desayuno y en torno al 65% en la comida y la cena) y conversar con sus acompañantes (el 40% en el desayuno y en torno al 52% en la comida y en la cena). Otro hábito para el 10% de los encuestados es escuchar la radio durante el desayuno.

Aunque ya podemos hacernos una idea de qué, cómo y cuándo comemos, esperaremos a que concluya el estudio para daros la información actualizada acerca de estos interesantes resultados sobre nuestros hábitos alimentarios y estado nutricional.

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12-06-2015

Más información en las etiquetas de los licores

¿Deben las bebidas alcohólicas informar sobre las calorías que contienen? A juicio de los eurodiputados, sí. Por eso han solicitado a la Comisión Europea que plantee medidas para incluir en el etiquetado de las bebidas alcohólicas información sobre su contenido calórico. Y que se haga, como muy tarde, en el 2016.

La Comisión Europea deberá ahora evaluar si la obligatoriedad de informar a los consumidores sobre los ingredientes y contenido nutricional de los productos alimentarios en sus etiquetas ha de aplicarse también a las bebidas alcohólicas y, en su caso, presentar una propuesta legislativa para que así sea.

El Parlamento propone también que se considere si en las etiquetas se debe desaconsejar a las mujeres embarazadas el consumo de alcohol e incluir advertencias sobre el riesgo de conducir bebido.

El interés de estas propuestas va más allá de la mejora de la información al consumidor, ya que reclaman una nueva “estrategia europea en materia de alcohol” para reducir su consumo entre menores e incidir en los riesgos para la conducción y el embarazo. 

Los eurodiputados piden a la Comisión que “empiece a trabajar inmediatamente en la nueva Estrategia de la UE en materia de alcohol (2016-2022)” para ayudar a los países a controlar los daños que causa su consumo abusivo. La estrategia debe incluir la recopilación de datos fiables,la mejora de la prevención y el tratamiento, la reducción de los accidentes causados por la conducción bajo los efectos del alcohol y el análisis de los diferentes patrones de consumo, según señalan en su resolución.

Además, reclaman a los Estados miembros que protejan a los jóvenes mediante una aplicación estricta de las limitaciones de edad y recomienda que vigilen el efecto de la publicidad del alcohol en la juventud y traten de limitar su exposición a estos anuncios. También piden que se contemplen medidas contra la venta de alcohol muy barato y se afronte la cuestión de la venta trasfronteriza de alcohol por internet.

¿Cuántos cafés puedo tomar al día?

Tomar un café es algo habitual para la mayoría de nosotros, no sólo por sus propiedades estimulantes, sino también como acto social que ha llegado incluso a convertirse en hábito en el trabajo (la tan esperada por muchos “hora del café). Y no es sólo una costumbre española; el café es la bebida aromática más consumida en el mundo.

Forma parte del desayuno habitual de muchos adultos, es también protagonista en el descanso a media mañana con los compañeros de trabajo, y hay quien no perdona su café después de comer. Por las tardes es frecuente quedar a tomar un café, e incluso hay quien lo consume por la noche, sobre todo si tiene alguna obligación que le requiera trasnochar.

El consumo de café estimula el sistema nervioso central, prolonga el estado de vigilia, retrasa el cansancio y hasta favorece la concentración. Pero, como siempre, un exceso puede producir numerosas disfunciones, como taquicardias, irritaciones gastrointestinales, diarreas, temblores musculares, inquietud e insomnio. Entonces, ¿cuánto café puedo tomar?

Según informa la Agencia de Noticias SINC, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda en su último informe no superar el consumo diario de cafeína en más de 400 mg, lo que equivale a cinco tazas de café expreso al día, con 80 mg de este estimulante por taza. Se trata de una medida orientativa, ya que depende del peso de cada individuo. La EFSA sitúa en los 5,7 mg de cafeína por kilo el límite real que puede consumir una persona. Además, no se deben tomar más de 200 mg de cafeína de una sola vez.

Hay que tener en cuenta, además, que otras bebidas también contienen altas concentraciones de cafeína. Por ejemplo, una lata de bebida energética de 250 ml tiene 80 mg de cafeína, una taza de 220 ml de té negro presenta 50 mg y los refrescos de cola contienen 40 mg en una lata de 355 ml.

Y, aunque no tomen café, té o refrescos de este tipo, los niños (entre tres y diez años) también están expuestos a este estimulante, ya que está presente en algunos alimentos como el cacao. Por ejemplo, una barra de 50 gramos de chocolate negro contiene 30 mg de cafeína.

La EFSA advierte de que superar los límites recomendados de cafeína causa, como efecto inmediato, problemas de sueño, ansiedad y variaciones en el comportamiento, afectando al sistema nervioso central y, a largo plazo, problemas cardiovasculares.

El cafeto, arbusto de cuyas semillas se obtienen el café, es un arbusto originario de Etiopía, donde desde antiguo se usaba como pasta alimenticia. Su cultivo se extendió a la vecina Arabia, y desde Yemen se extendió al resto del mundo árabe. Los mercaderes venecianos la introdujeron en Europa en torno al año 1600 y rápidamente cruzó el Atlántico para cultivarse en grandes explotaciones, aprovechando el clima propicio.

Además de cafeína, el gano verde del café contiene más de 1.200 componentes químicos distintos, que le dan su peculiar sabor y aroma. Entre ellos figura el agua, materias grasas, proteínas, minerales, ácidos orgánicos y alcaloides. Sin embargo, muchas de estas sustancias se pierden en el proceso de tueste y preparación, por lo que su valor nutritivo no es muy interesante.

Son diversos los tipos de café (la variedad árabica, la más antigua conocida, y la robusta, originaria del Congo, son las más consumidas), así como las formas de tomarlo, dependiendo de las costumbres de cada país (solo, expreso, cortado, macchiatto, con leche, nata, licor, helado, etc.). Una bebida cotidiana para muchos de nosotros aunque, como suele ocurrir, haya que consumirla con moderación para poder disfrutar de sus cualidades sin poner en riesgo nuestra salud.

Los hombres del Paleolítico ya comían “boletus”

El Boletus edulis, más conocido como “hongo” o “boleto” es una de las setas más apreciadas en el ámbito gastronómico. Un rico alimento que ya comían nuestros antepasados del periodo Paleolítico. La primera evidencia del consumo humano de setas acaba de ser descubierta en el yacimiento cántabro de El Mirón.

La han encontrado investigadores del Max Planck Institute y de la Universidad de Valencia, que han explorado la dieta mediante el análisis de restos dentales de individuos del Paleolítico superior europeo procedentes de dicho yacimiento. Los análisis han detectado un gran abanico de microrrestos de origen vegetal, fúngico, animal y mineral, que aportan información muy valiosa sobre la alimentación en aquella época.

El estudio, liderado por Robert C. Power, del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology de Leipzig (Alemania), y codirigido por el investigador Domingo Carlos Salazar García, de la Universidad de Valencia, ha sido publicado en el Journal of Archaeological Science.

Entrada a la cueva de El Mirón/ Domingo Carlos Salazar García

Así, el análisis de cálculos dentales de individuos magdalenienses del yacimiento cántabro de El Mirón ha hecho posible conocer un poco más la dieta de nuestros ancentros. Mediante análisis de microscopía óptica y electrónica de barrido se han logrado detectar los microrrestos atrapados en los cálculos dentales en vida.

Según explica a la agencia SINC Domingo Carlos Salazar, habitualmente las técnicas que reconstruyen las pautas alimentarias prehistóricas se centran en el consumo de productos animales, por lo que “poder obtener mediante este tipo de estudios información sobre el consumo de recursos vegetales es importante para tener una idea más completa sobre la alimentación de nuestros antepasados”.

Los investigadores han demostrado, mediante los microrrestros encontrados, que los habitantes de El Mirón “consumieron una amplia variedad de plantas de distintos ecosistemas, así como otro tipo de alimentos como setas de la variedad boletus”.

Tal como señala Salazar, hasta ahora la arqueología no había aportado mucha información sobre el uso temprano de setas. Aunque su uso es poco comprendido durante la prehistoria, la etnografía indica que grupos cazadores-recolectores recientes han utilizado frecuentemente las setas como alimento, condimento y medicina.

“Este uso de setas sí que ha sido identificado durante el Calcolítico europeo, una vez se habían ya asentado las bases de la economía agrícola-ganadera”, apunta el coautor. Por ejemplo, el famoso hombre del hielo calcolítico descubierto hace un par de décadas en los Alpes, "Ötzi", llevaba ya setas encima. El nuevo descubrimiento en el yacimiento de El Mirón es, sin embargo, la primera evidencia del uso humano de setas, que hasta la fecha se desconocía para el periodo Paleolítico.

La alimentación humana durante la fase Magdaleniense del Paleolítico superior europeo es poco conocida. Y cuando se trata del consumo de recursos vegetales el problema es mayor, ya que se preservan poco en el registro arqueológico. A pesar de que el periodo Magdaleniense es comúnmente considerado en la gran parte del noroeste de Europa como el período de los "cazadores de renos", este no es el caso en la Península Ibérica. Otras evidencias ya demostraban que la dieta incluía cantidades considerables de carne de ciervo e íbex, pero hasta ahora no estaba claro si otros tipos de alimentos como las plantas fueron un componente de la dieta.

 

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