Desde el año 2005 el Ministerio de Sanidad se marcó como objetivo junto con la OMS y otras instituciones comunitarias, disminuir la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso así como sus consecuencias, tanto en el marco de la salud pública como en sus repercusiones sociales.
Para ello se creó el Código PAOS que establece un conjunto de reglas éticas que guían a las compañías adheridas en el desarrollo, ejecución y difusión de sus mensajes de publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a menores para evitar una excesiva presión publicitaria sobre ellos es decir, es un código de corregulación que permite reducir la presión de venta sobre población infantil y mejorar la calidad y contenido de todo tipo de anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores. Este código se amplió en el 2012 con la regulación de la publicidad en Internet dirigida a menores de 15 años.
Este código enmarcado dentro de la estrategia NAOS representa un paso adelante en el cumplimiento de la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ley 17/2011), que obligaba a promover acuerdos de corregulación y códigos de conducta con los operadores económicos, con el objeto de prevenir la obesidad y promover hábitos saludables.
A pesar de este tipo de medidas, han aumentado de manera exponencial el número de anuncios publicitando alimentos poco saludables lo que ha fomentado el aumento de la obesidad infantil en España.
Los niños son asediados diariamente con todo tipo de anuncios publicitarios. Es fácil captar su atención, basta con poner colores llamativos. La publicidad infantil no está regulada, solo autocontrolada, por eso OCU exige una normativa que impida la publicidad infantil de productos con perfiles nutricionales inadecuados.
Para la OCU los códigos de autorregulación adoptados por la propia industria no han servido para atajar el problema de la obesidad y ha solicitado recientemente la supresión de publicidad de alimentos no saludables dirigida a niños, considerando fundamental la inclusión de los criterios de la OMS para determinar qué productos deben anunciarse en función de su perfil nutricional.
Según la OCU, esta situación ha llevado a un descontrol en materia de publicidad ya que muchos de los alimentos que se publicitan para el público infantil están muy alejados de cumplir con unos requerimientos nutricionales mínimos.
En opinión de OCU deberían existir regulaciones más ambiciosas y mayores restricciones, limitando la publicidad de productos alimenticios dirigida a menores de 12 años a los productos frescos. Además, aconsejan exigir que los criterios para determinar qué productos exceden en su composición los límites para poder ser publicitados partan de los criterios establecidos por la OMS como base mínima.
Y tú, ¿consideras la publicidad infantil insana?
El índice de sobrepeso y obesidad que sufre la población infantil está en constante crecimiento.
El 10% de los niños españoles son obesos y hasta un 20% padece sobrepeso. Es decir, el 30% de la población infantil de nuestro país tiene un mayor riesgo de desarrollar, aun en su etapa adulta, enfermedades potencialmente mortales como las cardiovasculares, la diabetes y hasta ocho tipos de cáncer.
Es difícil de asumir que por primera vez en la historia se augura que la actual generación de niños vivirá menos que sus padres a causa de una pésima alimentación y del sedentarismo.
Desde los colegios se fomentan unos hábitos de vida saludables que inciden en una correcta alimentación y en la huida de los más pequeños del sedentarismo; pero… ¿y cuando llegan las ansiadas vacaciones de verano? En esta época, los niños duermen menos, cambian sus rutinas alimentarias y realizan menos ejercicio físico que a lo largo del curso. Por lo general, al estar de vacaciones las personas suelen optar por alimentos rápidos y poco elaborados, y permitir a los niños un consumo inapropiado de comida basura.
Aquí entra en juego la responsabilidad de los padres para mantener la calidad de vida de los más pequeños. Somos su ejemplo en todo y en la comida y en la actividad física también. Si nos ven comer sanos, si nos ven movernos, se animarán antes a hacerlo, a hacerlo con nosotros, a participar en familia.
Los padres deben velar porque lleven una dieta adecuada y practiquen ejercicio y no se dejen llevar por la comodidad. Claro que es más fácil que coman una natilla en vez de una manzana, es más rápido darles un bollo que ponerles un bocadillo pero se debe incidir en que lo verdaderamente importante es que los niños aprendan a comer para ganar en salud. De hecho, son muchos los especialistas que recomiendan que la nutrición sea una asignatura que se imparta en enseñanza primaria, también la apoyan muchos cocineros, padres, profesores… Y así debería ser. Lo que se aprende a temprana edad es más fácil de mantener.
Pero mientras llegan estas medidas y para ayudaran poco a los padres a seguir manteniendo unos hábitos saludables a los niños en el período estival, el experto en nutrición Ata Pouramini, autor del libro Tú eres tu medicina elaboró el siguiente decálogo que esperamos os sea de utilidad:
Cuando pasen las vacaciones, podemos intentar mantener estas rutinas durante el resto del año, a fin de cuentas, estamos hablando de nuestra salud, de la de nuestra familia ¿se os ocurre algo más importante?
¿Eres celiaco? ¿Te han diagnosticado intolerancia al gluten? Si es así estas dentro del 1% de la población en el que eliminar esta proteína de tu dieta no es una opción. ¿Pero qué sucede si la eliminas de tu dieta sin padecer esta intolerancia?
Son muchas las personas que dejándose llevar por esta nueva”moda” eliminan el gluten de su dieta sin pensar en los posibles efectos negativos que puede conllevar.
Son muchos los estudios científicos que tiran por la borda la idea de que comer alimentos libres de gluten es bueno para la salud. Investigaciones del Instituto George para la Salud Global de Australia, organización independiente de investigación médica que trabaja para mejorar la salud a nivel mundial, concluyen que los alimentos sin gluten no son mejores para la salud de aquellas personas que no sufren celiaquía, a pesar de que consideran que se encuentran mejor al no tomar productos con gluten. En este estudio, se analizaron más de 3.200 alimentos clasificados comparando el contenido nutricional de alimentos básicos con y sin gluten Se constató que los alimentos básicos citados sin gluten contenían un nivel significativamente más bajo de proteínas, el resto de componentes, como el contenido en azúcar o sodio, era similar. En general y a excepción de los alimentos básicos citados, se determinó que alimentos con y sin gluten son muy similares, por ello los expertos quieren que los consumidores sean conscientes del efecto halo en la salud, ya que no existen los beneficios que se les atribuyen a estos alimentos.
Por tanto, una dieta basada en alimentos sin gluten no tiene por qué hacernos adelgazar o ayudarnos a bajar peso y no hay estudios que lo sustenten. De hecho, su ausencia en la dieta en personas que si pueden consumirlo puede generar falta de fibra así como de otro tipo de vitaminas presentes en los cereales que contienen gluten. Todo esto puede derivar en la aparición de problemas de salud (atrofia vellositaria parcial u otro tipo de lesiones menores) y en problemas cardiovasculares tal y como refleja un nuevo estudio estadounidense desarrollado por expertos de la Universidad de Columbia, el Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard, entre otras entidades, en el que se concluye que evitar el gluten innecesariamente puede ser perjudicial para el corazón.
Los científicos que han participado en esta investigación decidieron examinar la conexión entre el consumo de gluten y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en personas no celíacas, a fin de comprobar la creencia de que este vínculo existe, lo que ha llevado a mucha gente sana a hacer dietas sin gluten. El estudio subraya que los ciudadanos que, sin padecer la enfermedad celíaca, evitan el gluten, pueden acabar prescindiendo de alimentos que reducirían su riesgo de sufrir esas dolencias coronarias, como los 'granos integrales' -de trigo, cebada, avena o centeno- alimentos que están asociados a un menor riesgo cardiovascular. Por ese motivo, los expertos afirman que "no debe promoverse una dieta sin gluten entre personas sin la enfermedad celíaca", en el artículo publicado en la revista médica British Medical Journal.