Se puede decir que el aliño es la esencia de la ensalada, lo que le da personalidad, independientemente de los productos con los que la elaboremos. Hay que tener en cuenta, que generalmente, emplearemos vegetales (lechugas, escarolas, etc.) que tienen un sabor bastante suave, por lo que el sabor final del plato dependerá en gran medida de los ingredientes complementarios y del aliño.
La forma más sencilla y más práctica de preparar el aliño es en un recipiente aparte, no añadir los ingredientes directamente sobre la ensalada, ya que calcularemos mal las proporciones y el aliño no quedará bien. Por lo tanto, mezclaremos todos los ingredientes a parte, y una vez este listo, añadiremos sobre la ensalada en el último momento, o bien presentar por un lado la ensalada sin aliñar, y que cada uno se apañe su plato al gusto.
Los elementos de un buen aliño son muy variados, adaptados a los diferentes gustos de la gente. Ya sea el típico aliño de aceite, vinagre y sal, pasando por los que emplean algún tipo de jugo ácido, cremas reducidas, salsas, etc.
Los aceites son grasas en estado líquido extraídos mediante diferentes procedimientos, siendo el más adecuado para el uso en ensaladas la extracción en frío. Con este proceso, obtenemos un aceite más rico en aromas, de mayor calidad y sin defectos.
Encontraremos diferentes tipos de aceite, de oliva, girasol, semillas, etc., aunque en nuestro país, el más usado a la hora de aliñar ensaladas es el de oliva, y si es virgen extra, mucho mejor. Este tipo de aceite proporciona un sabor intenso a las ensaladas, difícil de conseguir con otros aceites más suaves.
Además, el aceite sirve de base para preparar otro tipo de aliños, como veremos más adelante.
Compañero del aceite a la hora de aliñar ensaladas, y un complemento indispensable de estos platos. Al igual que en el caso del aceite, existen multitud de tipos de vinagre. Los más común es a nivel nacional, son los vinagres de vino, tanto de blanco como de tinto. También son comunes otros vinagres, como el vinagre de sidra o de Jerez, y últimamente, el vinagre de cava.
Otro tipo de vinagres más minoritarios son los afrutados, o los aromatizados con diversas hierbas (romero, estragón, tomillo, etc.), sin olvidar los vinagres balsámicos.
Como ya hemos comentado, el aceite es un ingrediente base otras preparaciones. Basta sumergir unos ajos enteros en una cuenco con aceite, obteniendo un aceite aromatizado que se puede completar con unas bolitas de pimienta o una cayena si nos gusta un toque picante.
La vinagreta es una salsa preparada con un poco de aceite, vinagre u otro ácido, una pizca de sal y un toque de pimienta. Partiendo de esta base, se pueden hacer múltiples combinaciones, añadiendo un poco de mostaza, un poco de queso bien picado, unos frutos secos, etc.
Como base para la mayonesa, emplearemos dos yemas de huevo, un huevo entero, una pizca de sal y un poco de zumo de limón, mezclaremos y luego añadiremos el aceite. Debemos tener todos los ingredientes a temperatura ambiente, e ir añadiendo el aceite poco a poco, pero removiendo de forma continúa.
En este caso, es mejor que el aceite empleado sea una mezcla de oliva y otro tipo, ya que si es solo de oliva le dará un sabor demasiado fuerte. Y al igual que las vinagretas, podemos usar diferentes ingredientes extra para conseguir diversos tipos de mayonesas (añadiendo ajo, mostaza, etc.)
En algunas ocasiones, un zumo de cítrico (limón o lima) se emplea para sustituir el vinagre en los aliños.