100 % naturales, con ingredientes procedentes de la agricultura ecológica, sin conservantes ni colorantes, y elaborados como en casa. Así son los potitos que ofrece la nueva marca de alimentación infantil Smileat, decidida a proporcionar una alimentación sana y de calidad a “los reyes de la casa”.
Se trata de una empresa española creada por tres jóvenes, con el apoyo de programas de apoyo a emprendedores como la aceleradora de proyectos sociales UnLtd Spain. Sus tarritos de frutas, verduras, carne y pescado acaban de cumplir un mes en el mercado y se venden tanto en tiendas asociadas como por Internet. En Madrid, además, han comenzado el reparto a domicilio en bicicleta a través de la empresa de mensajería Mensos.
Para lograr un producto de calidad totalmente natural, la materia prima es seleccionada en su mejor momento y procede sólo de productores españoles. “Intentamos conseguir la materia prima por proximidad –señalan - aunque no siempre es fácil, porque únicamente empleamos frutas y verduras de temporada. Nos limitamos al mercado nacional para apoyar a nuestros agricultores y ganaderos ecológicos”.
Así, la fruta llega fresca, no en zumos concentrados o congelada, y la carne de pollo procede de animales criados en el campo, en libertad, y alimentados de forma ecológica.
Una vez en fábrica, no se añaden colorantes o conservantes, sal, azúcares, espesantes u otros ingredientes artificiales. Quieren elaborarlos como hacían nuestras madres y abuelas, de la forma más artesanal posible, y por eso no todos los lotes son iguales. Los envasan en cristal, en tarros de 230 gr, más anchos y bajos de lo habitual, para facilitar su consumo.
Los fundadores de Smileat son Alberto Jiménez, licenciado en Administración y Dirección de Empresas y experto en marketing; Javier Quintana, ingeniero informático y “amante de su huerto”, y Rocío de la Iglesia, doctora en Nutrición y “apasionada de los grandes retos”.
La idea, cuentan, surgió paseando por un mercado ecológico de Dublín y de las consultas continuas de sus amigos treintañeros con hijos sobre dónde conseguir productos ecológicos para niños. Ellos eran, y son, amantes de la agricultura ecológica, y “sorprendidos de la alimentación que se da hoy en día a nuestros hijos, nos planteamos si no habría otra forma de alimentar a los más pequeños”.
En cuanto al nombre, son conscientes de que llama la atención un término inglés para una empresa que sólo emplea materia prima española, elabora y comercializa únicamente en nuestro país. Su explicación es sencilla: “cada vez estamos más acostumbrados a una mezcla de culturas. Queríamos salirnos del cliché de poner un nombre en castellano que fuera "bio", "eco", "verde", etc. Nuestro objetivo es salir a vender fuera en 2 ó 3 años , por lo que pensamos que un nombre en inglés sería más fácil que crear otra marca de cero en un futuro”.
Y así nació Smileat, un proyecto que mereció el primer Premio Ecoemprendedores en la última edición de la feria Biocultura celebrada en Madrid por “su viabilidad económica, así como su valor social, ambiental y su carácter innovador”.