Los nuevos consumidores occidentales hemos cambiado el estilo de alimentación de unos años hacia aquí: disponemos de poco tiempo para cocinar, y a veces, nos vemos obligados a hacer comidas rápidas a lo largo de la jornada laboral o a la vuelta del trabajo.
Esto ha favorecido el consumo creciente de platos preparados, que permiten comer al estilo casero en apenas unos minutos.
La legislación española se ha tenido que adaptar y hacerse más precisa a medida que el mercado de los platos preparados se diversificaba, sobre todo en temas de etiquetado.
El etiquetado nutricional no es obligatorio, aunque suele aparecer en los platos preparados y resulta muy útil para comparar productos del mismo estilo. Tenemos que recordar que los valores nutricionales de los platos preparados pueden variar sensiblemente durante el tratamiento previo a su consumo: fritura, etc.
Los platos preparados se venden no sólo envasados, sino también a granel y cada vez es más frecuente que los supermercados les dediquen una sección.
Las etiquetas de los envasados deben incluir una denominación, que suele corresponderse con el nombre popular o por el uso para cada tipo de plato (por ejemplo, "estofado de ternera") o bien a un nombre ideado por el fabricante (como "sabores del mar"), en cuyo caso debe añadirse una breve descripción que nos aclare si estamos ante un plato a base de carne, pescado, etc. y como usarlo.
Dentro de los platos preparados tenemos de dos tipos:
Además, en función de cómo se conserven y presenten al público los platos preparados pueden ser:
Los ingredientes deben enumerarse en orden decreciente según su peso. Si algún ingrediente aparece resaltado en la etiqueta por medio de imágenes o palabras, en la lista de ingredientes debe aclararse el porcentaje que representa su peso con respecto al peso del producto.
Siempre debe señalarse la fecha de caducidad o de consumo preferente.
Las instrucciones de preparación son obligatorias, si no se indican, pueden llevar a un uso incorrecto del producto.
Es obligatorio indicar el peso del producto, y recomendable es que se señale también el número de raciones o unidades del envase.
Las empresas agroalimentarias que los elaboran deben garantizar máxima higiene y seguridad alimentaria en todos estos productos.
Por eso todos los procesos por los que pasan los platos preparados están sometidos a rigurosos controles de calidad, con el objetivo de garantizar que estos productos reúnan los más altos parámetros de calidad y fiabilidad para que sólo te preocupes de disfrutarlos y saborearlos en tu casa.