Adelgazar o comer sano son dos de las motivaciones que te pueden llevar a elaborar cambios en las recetas de tu día a día.
Se trata de adquirir hábitos de cocina saludable, que tu organismo te agradecerá.
Añade yogur desnatado para tus salsas, en lugar de la mayonesa o nata: el yogur desnatado es mucho menos calórico que la mayonesa, pero su consistencia es bastante similar.
Intenta usarlo en tus próximas recetas, puedes jugar con especias y condimentos. Haciendo ese cambio, podrías eliminar la grasa y añadir una dosis extra de proteína.
La grasa del aguacate es muy beneficiosa, así como la del aceite de oliva vírgen o las nueces, alimentos ricos en grasas monoinsaturadas, que ayuda a mantener el colesterol en niveles saludables y los problemas del corazón lejanos.
Pon nueces en las ensaladas, en lugar de pan tostado: las nueces sin sal y almendras aportan frescura y una buena dosis de proteína, pero no exageres, ya que en exceso pueden ser bastantes calóricas.
El agua tónica contiene mucha azúcar, mientras el agua con gas es pura. Considera también añadir menos zumo y más agua con gas en las bebidas con fruta.
Aporta vitaminas y nutrientes y el aporte del salvado regula y mejora el estreñimiento, tan acusado en los cambios de estación, por la gran cantidad de fibra que aporta la misma ración a igualdad de calorías.
Puedes sustituirla por hierbas aromáticas o especias que le darán un toque de sabor sin perjudicar a tu presión arterial
Cocina al papillote, a la plancha, evita el exceso de grasa al cocinar y el rebozado con harina y huevo, que aumenta considerablemente las calorías de cualquier plato.
Si no te puedes resistir a tomar un poco de dulce, elabora tus propias recetas de mermelada y bizcochos; de esta manera puedes añadirles menos azúcar o algún edulcorante.
Con estas pequeñas modificaciones en tu cocina, y este cambio de hábitos comerás mucho más sano. Pruébalo, seguro que funciona!!!